Descripción
Tras la guerra civil de Mozambique, vivir en la aldea supondrá morir de hambre.
Y de miedo.
Isolda es una niña albina que lucha por sobrevivir en un mundo hostil. En zonas de África, se cree que el cuerpo albino tiene propiedades mágicas y usan sus extremidades para ciertos rituales.
Un hecho fortuito hará que escape junto a su abuela Bibibá a Lisboa. Allí, lejos de los cazadores de albinos, y a caballo entre su trabajo en la sombrerería del señor Loureiro y su proyecto final de carrera, buscará a su padre que escapó de Mozambique para forjar un futuro mejor.
Una trama de muertes accidentales y de asesinatos en el corazón de Bairro Alto y un cúmulo de casualidades harán que Isolda se reencuentre con su pasado. Un pasado lleno de vacíos y silencios.
Blanca niña negra es una historia sorprendente en la que Ángel M. Castillo conmueve con sus frases, tan llenas de poesía y sufrimientos. Nos descubre la cultura africana y sus tradiciones mágicas, la melancolía y belleza de Lisboa y la importancia que tiene la casualidad en nuestras vidas.
Una historia para leerla desde el corazón.
Raquel –
Un libro que ha conseguido transportarme a la sábana, con el que he sentido el terror de los que se sienten perseguidos, el amor a las personas y con el que he aprendido que si sabemos escuchar, podemos aprender mucho de objetos que pasan desapercibidos delante de nuestros ojos. En definitiva, me ha encantado. Enhorabuena, Ángel, sigue así.
Virginia –
“El amor que muestra a sus sombreros es un ejemplo de cómo deberíamos tratar a las personas”. Vivimos en un mundo con una diversa “gama cromática” y tenemos que respetar y valorar a las personas como iguales, sin juzgarles por su condición. “Cada uno escribe su vida”.
Blanca niña negra habla de la libertad, el amor, los miedos, los sueños por cumplir, el lenguaje mudo de las cosas… Muestra que las mujeres pueden llegar a ser heroínas en un mundo de hombres y cómo una persona ciega puede ayudarte a ver. “… para conseguir lo que quieras antes debes creer en ello”.
Gracias Ángel por permitirme conocer a Isolda, a la tía Jó, a Jumanee…, gracias por recordarme que hay que perseguir los sueños, que el tiempo se vive y que el corazón llega donde no llegan los pies.
¡Enhorabuena!