Hoy, con motivo de la presentación de su primer libro, “Un mundo prometedor”, este sábado 14 de abril a las 18h es Vergüenza ajena (C/Galileo, 56, Madrid), entrevistamos a Oihana Casas.
-Buenos días Oihana
-Buenos días Marta
-Es tu primer libro publicado ¿Cómo te sientes?
Pues feliz, claro, pero también un poco abrumada. Es extraño pasar de pronto al ámbito público, saber que cualquiera puede comprar la novela, leerla y expresar una opinión. Es una sensación vertiginosa. En este sentido, también resulta una experiencia muy ilusionante.
-¿has escrito más cosas?
Sí, sobre todo relatos. También poesía, aunque es algo que hacía más cuando era joven, ahora escribo poesía de forma esporádica. Me siento más cómoda en la narrativa. De hecho, tengo escrita una novela anterior, que terminé justo antes de empezar ‘Un mundo prometedor’. Pero no está publicada.
-¿Qué tiene de ti este libro?
Dicen que uno siempre escribe sobre sí mismo, y en cierto modo es verdad, dado que escribimos partiendo de nuestras vivencias. Aunque la historia sea ficción, la imaginación siempre se nutre de las experiencias que conocemos, bien en primera persona o bien a través de las vidas de los demás. Y escribimos de temáticas concretas que nos preocupan o nos conmueven; de alguna manera, escribir es un intento de entender el mundo, de darle cierta forma a la realidad, que es por lo demás caótica. Escribir es procurar contener esa realidad en un discurso lógico, que se pueda comprender.
En este sentido, ‘Un mundo prometedor’ aborda cuestiones que me interesan, muchas de ellas asociadas al final de la adolescencia: el descubrimiento del mundo, la colisión entre los ideales, propios de una visión inocente de la realidad, y los valores de la experiencia; la adaptación de esos valores a una vida que se va imponiendo, con sus ritmos, con sus propias necesidades. Y la consiguiente frustración. En ese descubrimiento del mundo, resulta inevitable pensar en la renuncia, en la traición a uno mismo, en la traición a esos ideales, aunque sea una traición inevitable.
Mis personajes tratan de aferrarse a sus valores en un mundo incierto, intentan posicionarse con respecto a los temas que les van sobreviniendo, algunos tan privados como las relaciones románticas, otros tan generales como los conflictos sociales. Procuran armonizar sus ideales con la vida real. Como resultado, se produce un choque, una confrontación. Y mis protagonistas, con un optimismo vital todavía intacto, se preguntan si están siendo fieles a la persona en la que se querían convertir. Cuando, en realidad, nadie sabe mucho de esa misteriosa persona en que se quiere convertir, salvo que debería ser noble, buena, fuerte, sensata y cargada de certezas. Cuesta un tiempo aceptar que la vida consiste, en gran medida, en mantener el equilibrio en un mar permanente de dudas.
Son temas universales, que nos persiguen toda la vida, porque nunca llegamos a conclusiones definitivas. Pero en los que la juventud actúa más que nunca como catalizador. Los adolescentes nos dan la excusa perfecta para situarles en cualquier circunstancia. Son idealistas, inocentes, ávidos de experiencia. Y, por tanto, impredecibles.
-¿Qué más podemos encontrar en él?
La novela trata otros temas, como el éxito, las relaciones familiares, la amistad o el amor. El tema de amor se aborda de manera diferente en los dos protagonistas: en el caso de Iván, como una asignatura pendiente que hay que posponer para eludir el compromiso. En el de Yago, como una entrega total, casi como una rendición que condiciona su presente. Es siempre un amor juvenil y como tal también va a conllevar un desengaño. Que, sin embargo, no tiene por qué ser para mal. La idea juvenil del amor es una idealización que resulta demasiado absorbente. Por suerte o por desgracia, el amor suele ser un pacto a dos, más que una devoción absoluta y tormentosa por otra persona. Esa clase de sentimiento – el enamoramiento – es pasajero; intensamente feliz o desgraciado, pero pasajero. Es una circunstancia más parecida a una enfermedad que a cualquier otra cosa.
En general, el amor que se ve en los productos culturales, el amor en que se educan nuestros niños y niñas a través de películas y cuentos, no es un amor adulto y realista, sino una invención idealizada y absurda no solo de la monogamia sino también de la emotividad. De adolescente buscas el amor como una tabla de salvación vital. Resulta muy irresponsable que nuestros niños y niñas crezcan con semejante modelo.
– Y, aunque de refilón, la novela aborda también algunos conflictos sociales.
Sí. Por ejemplo, Yago está obsesionado con el ISIS. Cuando empecé a escribir ‘Un mundo prometedor’, acababa de surgir el califato y el DAESH estaba en su momento de apogeo. Y me fascinaba que tantos jóvenes europeos partieran a combatir a Siria. Pero, como dicen los analistas, nuestras sociedades son emocionales. Y conviene no perder de vista que el impulso juvenil es revolucionario, se apresta a ver los fallos de los sistemas sociales, a clamar por la igualdad y la justicia – entendidos ambos valores como absolutos, como ideales, y por tanto sin fisuras ni complejidades – y, en consecuencia, a promover su progreso, en el mejor de los casos, o directamente a pedir su reemplazo por otro sistema que será más justo y bienintencionado, aunque no se sepa bien cómo se articularía o cómo conseguiría dicho sistema reconducir a las malas personas para convertirlas en buenas personas. De nuevo entramos en categorías infantiles. Pero la confrontación (entre los ideales juveniles y los valores que aporta la experiencia) es una realidad con la que cualquier persona tiene que lidiar en su proceso de maduración. Yo diría que lidiamos con esos problemas a lo largo de toda nuestra vida, porque nos dejamos arrastrar muchas veces por las circunstancias, sin ser capaces de imponernos a ellas, y, al mismo tiempo, nunca nos desprendemos del todo de las idealizaciones infantiles. Quizás, de alguna manera, nos resistimos a perderlas. Cuando lo que deberíamos hacer es madurar e interiorizar esos ideales, dejarlos crecer con nosotros.
-Lo presentas el próximo sábado 14 de abril en la librería Vergüenza ajena de Madrid ¿Verdad?
-Sí, el sábado 14 de abril a las 18h. Prometo hacer una presentación ligera y pasar rápido a tomar algo. ¡Estáis todos invitados!
Entrevista muy interesante que anuncia una novela que promete y estoy deseando leer.
Magnifica Oihana Casas, cuyas palabras transmiten tanto que apetece demasiado leer el libro.
Suerte!!!