Hoy entrevistamos a Jose Alberto Concha González con motivo de la publicación de su segundo libro: Éxodus
> – ¿Cómo te sientes ante la publicación del libro?
Tranquilo. Un poco a la expectativa de la acogida que pueda tener pero también un tanto ajeno. A fin de cuentas, los libros, una vez escritos, viven su propia existencia al margen del autor.
También siento gratitud hacia a ti, Marta, por seguir confiando en mi literatura, hacia Juan Orellana por escribirme un prólogo, elogios a parte, de tanto nivel. Mención especial merece Mireia García Sanz por las espléndidas ilustraciones. Los tres habéis hecho que Éxodus sea mucho mejor.
> – ¿Qué nos puedes contar sobre él?
Cuando la tierra se vuelve inhabitable la humanidad encuentra un nuevo planeta azul entre las estrellas y construye Éxodus, una especie de Arca de Noe en la que se lanza al espacio. Sin embargo, con el tiempo, los seres humanos han olvidado su destino. Este es el contexto en el que el detective Dick Smith intenta resolver el aparente suicidio del consejero Johnson. Pero debajo, o más allá, de esta trama se desarrolla la “gran búsqueda”, el intento de resolver los inquietantes interrogantes sobre el sentido de la existencia.
> – ¿Cómo fue el proceso de creación?
Una vez que establecí el contexto de la nave fue sencillo. Y tengo que decir
que hasta divertido. El carácter simbólico es evidente. Y todo lo que ocurre en
Éxodus está pasando ya en uno o en otro nivel. Virus letales como la
bacteria “comecarne”, la Muerte Digna, el sexo virtual o los niños enchufados a
sus dispositivos… ¡Sólo faltan los puertos SEG en la nuca!
> – ¿Cuál fue tu inspiración?
Hay muchos momentos en que todos sentimos con toda claridad que hemos
extraviado el camino, que hemos perdido el rumbo. Lo cierto es que hacemos un
montón de cosas sin cuestionarnos su porqué. Giussani lo explicaba así: “si
vieses a alguien correr por la calle y lo notaras enajenado, confuso, y lo
parases diciéndole: “¿Qué haces? ¿Qué buscas? ¿Adónde vas?” y él respondiese:
“No lo sé”. “¡Pero si vas corriendo!”. “Corro”. “¿Y por qué te das la vuelta y
cambias de sentido?”. “Me doy la vuelta…”, sería de locos. Si uno hablara así
en serio, significaría que no está en sus cabales. Sería de locos; es de locos
vivir sin pensar en el propio destino”.
De esta manera el gran drama de la humanidad es que habiendo ganado muchas
cosas ha perdido el sentido de la existencia. ¿Y de qué te vale ganar el mundo
entero si te pierdes a ti mismo?
Se requiere más que nunca detenerse, tomarse un tiempo y
adoptar una actitud crítica con lo que hacemos (y lo que dejamos de hacer) Pero
adoptar esta actitud crítica es cada vez más difícil. Ya no hay ni una realidad
a la que atenerse. Se habla mucho, y con razón, de la crisis de valores pero la
crisis es más honda y grave. Lo que está en crisis es la mismísima realidad (o
mejor dicho, la capacidad de la razón humana para adherirse a ella)
> – ¿Qué hay de ti en este libro?
El sentido religioso de la existencia. Un sentido que es necesario reivindicar
y comunicar. Hoy más que nunca. Gracias a este sentido,
la vida se transforma y vuelve a ser amable y buena. Es una positividad de
fondo con respecto a la existencia y que en Éxodus mantienen los
“realvivivientes”: hay un camino y hay una meta. Todo ello se refleja en un
montón de citas y notas de algunos de mis autores favoritos.
> – ¿Tienes más proyectos en mente?
Sí, sí, claro. Yo intento, aunque no siempre lo consiga, escribir 300 palabras todos los días. Estoy trabajando en una novela desde un enfoque totalmente distinto. Regresando del futuro en el espacio al aquí y al ahora. En mi nueva novela el protagonista es un director de hotel.
> – ¿Cuándo y dónde lo presentas?
Estamos en ello, buscando el sitio y el momento idóneo que nos encaje a todos pero te prometo que serás la primera en saberlo.
Hay un camino y una meta. Y un destino. Rales 1998. Río Bedon y 4 bobinas de nylon que trenzaron La Amistad.
Enhorabuena, Felicidades y un fuerte abrazu.