Esta semana entrevistamos a Gonzalo González con motivo de la publicación de su libro El Centro y la Ida.
¿Cómo te sientes ante la publicación del libro?
En primer lugar, he de decir, agradecido por la confianza que ACEN deposita en mí, a Marta por su labor y por el trato recibido, tan personal, y también por la apuesta que realiza con la publicación de mi obra, esperando que sea exitosa y del gusto de muchos lectores.
“El centro y la ida” es mi primer poemario y, sinceramente, vivo este momento con expectación. Me siento esperante ante mis lectores, los primeros, a quienes desconozco y quienes me conocerán o al menos una faceta de mí, la literaria, pero es inevitable preguntarse ¿qué pensarán de mí? ¿Cómo seré ante ellos tras la lectura de mis poemas, ya suyos? Escribir es una manera de desnudarse y despojarse de sentires y pensares propios. Es una forma de exponerse ante el otro, ante los otros. Se trata de una sensación curiosa, muy bonita y especial, una especie de gozo ante la posibilidad de verme juzgado y con la esperanza de serlo con bien.
¿Qué nos puedes contar sobre “El centro y la ida”?
Se trata de un poemario de amor y abandono, de encuentro y dejadez, de abrazo y alejamiento, con vocación narrativa. Es decir, nunca alejo la vista de la narración, del relato, de lo contado. Parto de una historia que surge siempre de un acontecimiento y trato de expresar esa experiencia para que quien lo lea pueda reconocerse en lo leído y vivir una “experiencia similar” con su lectura o revivirla porque se dio en el pasado, en su pasado. En todo caso así entenderlo, entenderme y entenderse, mediante la belleza de las palabras. Ése es mi propósito.
¿Cómo fue el proceso de creación?
Ha sido sumamente gratificante a la vez que doloroso. Seguro que providencial. Escribir me parece, diría, como el Misterio, tremendo y fascinante. Escribir significa para mí adentrarme en un bosque incógnito, por descubrir, camino que inicio resultado de la fascinación por un acontecimiento que golpea y acaricia y a veces tumba, y de ahí el punto de partida y el comienzo. De un hecho, en ocasiones nimio pero asombroso, al menos para mí, un detalle, unos zapatos, una mirada, una terraza, enamorados paseando, un beso no dado…
¿Cuál fue tu inspiración?
Andar en silencio y observar las terrazas y las tiendas y sus habitantes en el barrio de Salamanca de Madrid, respirarlas, y mi vida en ellas de día, de tarde, de noche y otra vez de día, desayunando, con un amor que se tornó imposible, aunque al comienzo lo fue, y muchísimo, en modo sorprendente y súbito, repentino, o no, quizá ni siquiera lo fue para ella o para mí, y es inventado y todos los versos han sido imaginados y escritos en la soledad de mi apartamiento o rincón del mundo, entre libros viejos y papeles nuevos y ropa desperdigada tras una mudanza.
¿Qué hay de ti en este libro?
Algo, siempre hay algo de biográfico en todo lo escrito, no olvidemos que siempre escribe un yo, un yo con su historia, su sentir y su pensar, su deseo y su futuro, pero no conviene confundir ese poso vital de toda obra con una biografía, el yo poético es distinto del yo que vive su profesión, su familia, sus lecturas, del yo biográfico.
¿Tienes más proyectos en mente?
Sí, la realidad me sigue llamando e invoca, tengo a medias, en ese recorrido imaginario y fugaz pero constante que va del corazón a la cabeza y de ésta a los dedos y al ordenador, una obra de teatro, otro poemario y un libro de viajes; el poemario toca temas más o menos filosóficos o metafísicos o existenciales, que ahora me interesan sobremanera, y la poesía, como intuye Nietzsche y sostiene Heidegger es la más alta forma de creación y pensamiento. El eje de la obra de teatro será, creo, un monólogo, forma literaria que me facilita comunicar pensamiento y acción, palabra y hecho, en suma, la realidad total.
Entonces, ¿dejas de lado el amor en tu poesía?
No, no, del amor también, pero no sólo como en “El centro y la ida” sino algo, quizá, en la estela de “El collar de la paloma” de Ibn Hazm, amor y reflexiones filosóficas sobre el mundo, los otros, las cosas y Dios, la naturaleza y la Creación, en fin, de la totalidad, lo que siento y me rodea, nos rodea, y a vece envuelve. También proyecto un libro de viajes, o mejor, de una peregrinación, un viaje muy especial, una preciosa peregrinación, o eso quisiera. Y una obra de teatro, sueño con poder llevarla a cabo… ¡Ojalá me acompañe el tiempo!
En este sentido, ¿qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como autor?
Desde muy pequeño he leído y he leído mucho, creo que bien, no siempre, en todo caso, Baroja, Cela, Umbral, Cervantes, Quevedo, la Escritura también, Pedro Salinas, Delibes, Ortega y Marías, padre e hijo, Morente, Zubiri, Heidegger, Nietzsche, en fin, la poesía confesional americana incluso, Azorín, Machado, Joyce, Fernando de Herrera, Valente…
¿Son éstos tus escritores favoritos?
No, si hablamos de autores favoritos quizá habría que descolgar a los confesionales americanos y añadir a Celan, a Scott Fitzgerald y a Dos Passos, a Teresa de Ávila y Juan de la Cruz y a San Juan Pablo II y su teología del cuerpo. Me acuerdo ahora de “Caminar a la luz del amor” de Juan Pérez-Soba, Livio Melina y José Noriega. ¡Y de Juan Ramón Jiménez! No quiero dejarlo pasar.
Y ¿cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
En realidad son cuatro: “El camino” de Delibes en Destino, la poesía completa de Machado en Austral, la poesía completa de Salinas en Lumen y “El padrino” de Mario Puzo. Los leí muy joven y muy pronto. Me encantaron y desde entonces lo hacen todavía. Hay un quinto, “Con el viento”, una antología de textos de toda la literatura española que leí en cuarto de EGB o por ahí. Maravilloso, y del cual no he vuelto a saber, se perdería en algún traslado u orden de bibliotecas.
¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
Vito Corleone ¡Está tan bien trazado por Puzo!
¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?
En Castilla más que de manías solemos hablar de costumbre (risas). Luego sí, necesito orden, tiempo y silencio; en ocasiones escribo con música clásica o country.
¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
En la mesa de mi despacho rodeado de parte de mis libros. Preferiblemente por la noche, y sólo.
¿Cuándo y dónde presentas “El centro y la ida”?
Me encantaría presentarlo a primeros de diciembre, seguramente online, pero todo dependerá de la evolución del virus, las medidas sanitarias a adoptar y de los tiempos de promoción, distribución y demás.
¿Hay alguna red social o blog o web donde puedan contactar contigo?
No dispongo de web o blog y la verdad. No utilizo las redes sociales. Prefiero el cultivo de la amistad con las personas offline y no las relaciones online. Aunque sé que no son dos mundos incompatibles sino parte ambos de una misma realidad, la nuestra, así que si alguien deseara contactar conmigo lo puede hacer a través de ACEN o bien en gonzaloglezsanz@yhoo.es mi cuenta de correo personal.