Hoy entrevistamos a Eva de Líbano, autora de la novela El fantasma de Ana.
Buenas Eva, ¿Cómo te sientes ante la publicación del libro?
La verdad es que he pasado por tantas montañas rusas de emociones ante la publicación de mis primeros libros que con este, mi tercero, me encuentro por fin más relajada. Aunque sigo sintiendo una mezcla de emoción y de ansiedad difícil de evitar. Y las dudas que siguen apareciendo: ¿habré contado una buena historia? ¿Gustará? ¿Mis personajes tendrán suficiente personalidad? ¿Los diálogos serán creíbles? Pero bueno, como ves, ahora lo llevo mejor je je
¿Qué nos puedes contar sobre él?
Empecé queriendo escribir una novela policíaca, pero, como siempre pasa, la novela cobró vida propia y acabó siendo otra cosa. Aunque mi intención de fondo es siempre la misma: crear una buena historia. Lo siento, pero la “gran literatura” para mí no tiene por qué ser la mejor de las lecturas. Me he leído grandes clásicos que me han aburrido sobremanera. Llámame simple, pero una historia bien contada, que me enganche desde la primera página es lo que busco. Y eso es lo que he intentado hacer con El fantasma de Ana: contar una buena historia y crear un ambiente de suspense e intriga que haga soñar.
¿Cómo fue el proceso de creación?
Antes de escribir una novela primero pienso qué tipo de libro me gustaría leer: fantasía, thriller, novela negra… Y una vez decido qué me gustaría leer en ese momento, entonces me pongo a escribirlo yo misma, ¿para qué buscar si lo puedo hacer yo? jeje. De hecho, te confieso que cuando empecé a escribir hace 3 años fue porque no me quedaba nada que leer en casa.
Esta vez tocaba el género policíaco, es lo que me apetecía. Así que, una vez decidido el estilo, luego me imagino la historia en mi cabeza y tomo apuntes en una libreta. Después de unos días, ya tengo el argumento pensado, incluso cómo quiero que acabe. Después, enciendo el ordenador, escribo: “Capítulo 1”, y ahí ya las teclas comienzan a moverse solas.
¿Cuál fue tu inspiración?
Como te dije, quería hacer una novela policíaca al más puro estilo de Frederick Forsyth, el autor de Chacal y Odessa. Pero, después, la historia cobró vida y el espíritu de Stephen King o Dean R. Koontz se apoderó de mí.
¿Qué hay de ti en el Fantasma de Ana?
Yo creo que en todos los libros hay algo del autor, es inevitable. Aunque la trama no tenga nada que ver con tu vida, es imposible que no aparezcan expresiones o anécdotas familiares o situaciones que te han marcado. Además, por ejemplo, no puedo hacer protagonista a alguien que me caiga mal, por lo que supongo que la protagonista debe tener algo de mí misma.
¿Tienes más proyectos en mente?
¡Claro! ¡Todavía no tengo el síndrome de la página en blanco, hay que aprovecharlo! jeje. El único problema es que no tengo mucho tiempo, entre el trabajo y la familia no ando muy sobrada de tiempo libre. Pero sí, ya he empezado la cuarta novela y esta vez, al menos por ahora, se trata de un thriller psicológico. Ya veremos qué acaba siendo jeje.
¿Aspiras a ser famosa? ¿A escribir un bestseller?
Si te soy sincera, no. Me gusta mi vida y no me gustaría que cambiara. ¿Ser famosa? No. ¿Escribir un betseller? Tampoco tanto, pero, por otra parte, ¿cómo puedes saber si escribes bien si no es por la cantidad de libros que vendes? ¿Eso significa que si solo vendes a amigos y familiares no eres una buena escritora? Seguramente. Aunque también me pregunto: si en verdad me dedicara al 100% a escribir y me preocupara de promocionar el libro, ¿sería distinto? ¿Vendería más? Quiero pensar que sí. Ja ja
Mi marido, ante mis dudas, me dice: ¿y qué más te da? ¿Qué importa lo que piensen los demás? Y tiene algo razón, yo escribo para mí, no para ser célebre, pero, no sé cómo expresarlo, es como si necesitaras el reconocimiento de los demás, saber que no lo haces tan mal. Como cuando en el trabajo tu jefe o tus compañeros te dicen que has hecho un buen trabajo. Reconforta y te hace seguir con más ánimos.
En definitiva, como ves, las dudas e inseguridades persiguen siempre a los autores nada o poco conocidos. Quizás para los consagrados sea diferente. No lo sé. ¡Ya te lo diré! Ja ja
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